Alejandría: la joya del Mediterráneo que conquistará tu corazón de viajero


Cada lugar tiene una historia que contar


#volvésdistinto

¿Sabías que más del 70% de la antigua Alejandría yace hoy bajo las aguas del Mediterráneo? Esta revelación arqueológica nos recuerda que estamos pisando una de las ciudades más fascinantes de la historia humana. Alejandría, la perla egipcia fundada por Alejandro Magno, no es solo un destino turístico más: es un viaje en el tiempo donde cada rincón susurra secretos de civilizaciones perdidas y Travel Wise te invita a descubrirlos.

Como alguien que ha recorrido esta ciudad en múltiples ocasiones, te podemos asegurar que Alejandría desafía todas las expectativas. No es el Egipto de las pirámides que tenés en mente, sino algo mucho más íntimo y sorprendente: una metrópolis mediterránea donde el aroma a jazmín se mezcla con la brisa salada, y donde los cafés franceses conviven con los zocos tradicionales.

La antigua Biblioteca de Alejandría fue el corazón intelectual del mundo durante siglos, y aunque ya no existe, su legado sigue palpitando en cada calle de esta ciudad cosmopolita. Te vamos a contar todo lo que necesitás saber para enamorarte de este destino único, desde sus principales atractivos hasta esos secretos que solo conocen los viajeros más curiosos.

La majestuosa Biblioteca de Alejandría: donde renace el conocimiento universal

La nueva Bibliotheca Alexandrina no es solo una biblioteca: es una declaración arquitectónica que te deja sin aliento desde el primer momento. Este cilindro de granito y cristal, inaugurado en 2002, emerge de la cornisa mediterránea como un sol de conocimiento que dialoga directamente con su legendaria predecesora.

Cuando entrés por primera vez, vas a sentir esa mezcla de vértigo y asombro que pocos edificios logran provocar. La sala de lectura principal puede albergar a 2,000 lectores simultáneamente bajo una cúpula transparente que filtra la luz mediterránea de manera casi mágica. Los arquitectos noruegos Snøhetta diseñaron este espacio pensando en que la luz natural fuera protagonista, creando un ambiente donde estudiar se convierte en una experiencia contemplativa.

Pero la Bibliotheca Alexandrina va mucho más allá de los libros. Sus once bibliotecas especializadas incluyen colecciones únicas como la de mapas antiguos y la biblioteca Taha Hussein para personas con discapacidad visual. El Museo de Manuscritos alberga tesoros como copias del Corán del siglo VII y textos coptos que datan del siglo IV.

Lo que más nos impresiona cada vez que la visitamos es el Planetarium, donde podés hacer un viaje cósmico que conecta perfectamente con el espíritu científico de la antigua biblioteca. Los antiguos alejandrinos fueron los primeros en medir la circunferencia de la Tierra y en crear el primer mapa estelar preciso. Esa tradición astronómica cobra vida de manera espectacular en estas proyecciones inmersivas.

La terraza superior ofrece una de las vistas más fotogénicas de Alejandría. Desde ahí podés contemplar cómo el Mediterráneo abraza la ciudad mientras las gaviotas danzan sobre las ruinas sumergidas del antiguo Faro. Es el lugar perfecto para esa foto que va a hacer que todos tus amigos quieran conocer este destino.

El Faro de Alejandría: persiguiendo las huellas de una maravilla perdida

Aunque el legendario Faro de Alejandría colapsó hace más de 600 años, su espíritu sigue vivo en cada atardecer que contemplés desde la Corniche. Esta séptima maravilla del mundo antiguo medía más de 130 metros de altura y su luz podía verse a 50 kilómetros de distancia, guiando a navegantes de todo el Mediterráneo hacia el puerto más próspero de la antigüedad.

Hoy, en el lugar donde se alzaba el faro, se encuentra la Ciudadela de Qaitbay, una fortaleza mameluca del siglo XV que utilizó muchas de las piedras originales del faro en su construcción. Caminar por sus murallas es como tocar la historia con las manos: esas piedras de granito rosa fueron testigos de la grandeza ptolemaica y ahora protegen el puerto moderno.

El fuerte en sí mismo es una joya arquitectónica que vale la pena explorar con calma. Sus salas interiores albergan un pequeño museo naval donde podés aprender sobre las técnicas de construcción del faro original y descubrir maquetas que recrean cómo era la estructura completa. Los arqueólogos marinos han recuperado fragmentos de estatuas colosales y columnas de granito del fondo marino, evidencias tangibles de la magnificencia perdida.

Desde las almenas de Qaitbay, la vista del Mediterráneo es absolutamente hipnótica. Al atardecer, cuando el sol tiñe de dorado las aguas donde yacen las ruinas del antiguo barrio real, entendés por qué los marineros antiguos consideraban este lugar sagrado. Las excavaciones submarinas revelan que ahí abajo descansan palacios, templos y estatuas que alguna vez fueron el centro del poder ptolemaico.

Si tenés suerte y visitás en un día claro, podés distinguir las sombras de las estructuras sumergidas desde las murallas. Es una experiencia casi mística que te conecta directamente con los 23 siglos de historia que descansan bajo esas aguas cristalinas.

Las Catacumbas de Kom el Shoqafa: el laberinto subterráneo más fascinante del mundo

Descender a las Catacumbas de Kom el Shoqafa es como ingresar a un universo paralelo donde las culturas romana, griega y egipcia se fusionaron de manera única. Este complejo funerario del siglo II es considerado una de las siete maravillas del mundo medieval, y cuando bajés por esa escalera espiral tallada en la roca, vas a entender inmediatamente por qué.

La estructura se extiende por tres niveles subterráneos, pero solo los dos primeros están abiertos al público debido a que el tercero permanece inundado. Cada nivel cuenta una historia diferente de sincretismo cultural: las tumbas principales combinan sarcófagos egipcios con detalles arquitectónicos greco-romanos, creando un estilo artístico que no existe en ningún otro lugar del mundo.

El Hall Principal te va a dejar sin palabras. Las columnas están decoradas con capiteles que mezclan hojas de acanto romanas con lotos egipcios, mientras que las paredes muestran relieves donde Anubis viste armadura romana y serpientes egipcias enroscan columnas corintias. Es sincretismo religioso convertido en arte funerario de una belleza perturbadora.

La Cámara Central alberga tres sarcófagos monumentales tallados directamente en la roca. Los rostros de las máscaras funerarias muestran rasgos claramente alejandrinos, ese mestizaje único que caracterizó a la población de la ciudad antigua. Los arqueólogos calculan que estas catacumbas fueron utilizadas durante más de 200 años, albergando los restos de familias adineradas que querían ser enterradas según las tres tradiciones religiosas simultáneamente.

Lo que más nos fascina es el Triclinium, una sala de banquetes funerarios donde las familias se reunían para honrar a sus difuntos. Las bancas de piedra donde se reclinaban para comer siguen intactas, y podés sentarte en el mismo lugar donde hace 1,800 años alguien brindó por la memoria de un ser querido. Es una experiencia de conexión humana que trasciende el tiempo.

El sistema de pozos y túneles que conecta las diferentes cámaras es una obra de ingeniería impresionante. Los constructores alejandrinos resolvieron problemas de ventilación y drenaje que permitieron que estas estructuras se conservaran casi intactas durante dos milenios.

El Museo Nacional de Alejandría: tesoros que despiertan pasiones arqueológicas

Instalado en un palacio italiano restaurado del siglo XX, el Museo Nacional de Alejandría es mucho más íntimo y manejable que el abrumador Museo Egipcio de El Cairo, pero no por eso menos impactante. Sus tres plantas organizadas cronológicamente te llevan en un viaje fascinante desde la época faraónica hasta el período islámico, con especial énfasis en los hallazgos específicamente alejandrinos.

La planta baja está dedicada al período faraónico y ptolemaico, donde vas a encontrar piezas únicas como la cabeza colosal de granito rojo que probablemente representaba a Ptolomeo II. Esta escultura de 2,300 años tiene una particularidad fascinante: los rasgos faciales combinan la idealización griega con detalles anatómicos egipcios, reflejando perfectamente el carácter híbrido de la dinastía ptolemaica.

En el primer piso, el período greco-romano cobra vida a través de mosaicos extraordinarios rescatados de villas alejandrinas sumergidas. El Mosaico del Perro es una obra maestra de realismo que rivaliza con las mejores piezas de Pompeya, pero con una particularidad: los tessellae (pequeñas piezas) incluyen materiales locales como nácar del Mar Rojo y lapislázuli nubio, creando tonalidades únicas.

La Sala de Monedas alberga una de las colecciones numismáticas más completas del Mediterráneo oriental. Podés seguir la evolución económica de Alejandría a través de monedas que van desde las primeras acuñaciones ptolemaicas hasta las últimas emisiones bizantinas. Cada moneda cuenta una historia: guerras, alianzas, crisis económicas, períodos de prosperidad.

El segundo piso se enfoca en los períodos copto e islámico, mostrando cómo Alejandría mantuvo su importancia cultural incluso después de perder su primacía política. Los textiles coptos exhibidos aquí son particularmente impresionantes: tapices del siglo VI que muestran escenas bíblicas tejidas con hilos de oro y seda china, evidencia del comercio internacional que siguió fluyendo por el puerto alejandrino.

Lo que hace único a este museo es su colección de arqueología submarina. Las vitrinas muestran estatuas, columnas y elementos arquitectónicos rescatados del fondo marino, muchos de ellos procedentes del legendario barrio real de los Ptolomeos.

La Corniche: el paseo marítimo que enamora a primera vista

La Corniche de Alejandría no es simplemente un paseo marítimo: es el alma mediterránea de Egipto hecha arquitectura y movimiento. Este bulevar de 15 kilómetros abraza la bahía oriental desde el fuerte de Qaitbay hasta el palacio de Montaza, creando uno de los paseos urbanos más hermosos del mundo árabe.

Caminar por la Corniche al atardecer es una experiencia sensorial completa. El aroma salado del Mediterráneo se mezcla con el humo de las pipas de agua que fuman los locales en los cafés, mientras que el sonido de las olas contra el malecón se combina con las conversaciones en árabe, griego, italiano y francés que fluyen desde las terrazas de los edificios belle époque.

La arquitectura que bordea el paseo cuenta la historia cosmopolita de Alejandría. Edificios art déco se alternan con palacetes neoclásicos y construcciones modernistas, creando un skyline ecléctico que refleja las múltiples influencias culturales que moldearon la ciudad durante el siglo XX. Cada fachada tiene una historia: aquí vivió Lawrence Durrell, allá tenía su consulado Giuseppe Ungaretti, más adelante funcionaba el legendario Cecil Hotel donde se alojaron Winston Churchill y Al Capone.

Los cafés históricos que salpican la Corniche son instituciones culturales por derecho propio. El Café Trianon, con sus espejos biselados y sus sillas de mimbre, mantiene la misma decoración desde 1905. Sentarse ahí con un café turco mientras observás el ir y venir de los alejandrinos es como formar parte de una película de época que nunca termina.

Durante los fines de semana, la Corniche se transforma en un gran salón social al aire libre. Las familias egipcias organizan picnics improvisados en los jardines que bordean el paseo, los pescadores lanzan sus cañas desde el malecón, y los enamorados se refugian en los bancos mirando hacia el infinito mediterráneo. Es la Alejandría más auténtica y cotidiana, muy distinta de la imagen turística habitual.

Los secretos de Alejandría

Ahora que ya conocés los principales atractivos que hacen famosa a Alejandría, es momento de sumergirnos en esas experiencias que transforman un viaje turístico en una aventura auténtica. Durante nuestras múltiples visitas a esta ciudad, hemos descubierto que la verdadera magia alejandrina no está solo en sus monumentos, sino en esa vida cotidiana que fluye entre callejones centenarios y cafés donde el tiempo parece haberse detenido.

El barrio de Anfushi: donde vive el alma auténtica de Alejandría

El barrio de Anfushi es probablemente el secreto mejor guardado de Alejandría. Mientras las multitudes se concentran en los sitios turísticos principales, este laberinto de callejuelas estrechas mantiene intacto el espíritu de la ciudad tradicional egipcia. Caminar por sus calles adoquinadas es como retroceder 200 años en el tiempo, cuando Alejandría era el puerto más cosmopolita del Mediterráneo oriental.

Las casas de Anfushi conservan esa arquitectura mediterránea única que mezcla influencias turcas, griegas e italianas. Los balcones de madera tallada se asoman sobre calles tan estrechas que podés tocar las paredes de ambos lados extendiendo los brazos. En los patios interiores, las familias alejandrinas siguen viviendo como lo hacían sus bisabuelos: con fuentes centrales, plantas trepadoras y esa hospitalidad que te invita a quedarte para el té.

Lo que más me fascina de este barrio son sus talleres artesanales. En una calle de apenas 50 metros podés encontrar al último fabricante de redes de pesca tradicionales, un carpintero que restaura dhows (embarcaciones tradicionales) centenarios, y una familia que lleva cinco generaciones tejiendo alfombras con técnicas que aprendieron de los maestros persas. Cada taller es un universo de conocimientos transmitidos de padres a hijos durante siglos.

La Mezquita de Terbana, construida en el siglo XVIII, es el corazón espiritual del barrio. Su arquitectura otomana se distingue por un minarete de piedra coralina que cambia de color según la hora del día. Durante las oraciones del atardecer, el sonido del adhan (llamada a la oración) resuena entre las callejuelas creando una atmósfera casi mística.

Los cafés populares de Anfushi son escuelas de vida alejandrina. El Café Abu Ashraf, instalado en una casa del siglo XIX, mantiene la tradición de los narradores de cuentos que entretenían a los parroquianos mientras fumaban shisha. Aunque ya no hay narradores profesionales, los clientes más veteranos siguen contando historias del Alejandría de otros tiempos mientras juegan backgammon y beben té rojo con menta.

Los mercados de Alejandría: un festival para todos los sentidos

El Souk al-Attarine es mucho más que un mercado: es una institución cultural que funciona ininterrumpidamente desde la época otomana. Este laberinto cubierto de especias, perfumes y hierbas medicinales despierta sentidos que ni sabías que tenías. El aroma de la canela de Ceilán se mezcla con el incienso etíope, mientras que los colores del azafrán iraní contrastan con el negro intenso de la pimienta de Madagascar.

Cada puesto del mercado de especias es una lección de geografía comercial. Los comerciantes alejandrinos mantienen redes de proveedores que se extienden desde las montañas del Atlas hasta los puertos del océano Índico. Mohamed El-Attari, cuya familia lleva cuatro generaciones en el mismo puesto, puede contarte la historia de cada especia: desde dónde viene, cómo se cultiva, cuál es la mejor época para comprarla.

Lo que hace único al mercado alejandrino es la mezcla de tradiciones culinarias. Aquí podés encontrar ingredientes para la cocina egipcia tradicional junto a especias para platos griegos, turcos, libaneses e italianos. Es el reflejo gastronómico de la diversidad cultural que siempre caracterizó a Alejandría. Los comerciantes son verdaderos expertos culinarios que te van a enseñar combinaciones de especias que no conocías y usos medicinales que te van a sorprender.

El mercado de pescado en el puerto oriental es un espectáculo que arranca antes del amanecer. Los pescadores regresan con capturas del Mediterráneo que incluyen especies que solo se pescan en estas aguas: la dorada alejandrina, el mero de las ruinas sumergidas, langostinos que se crían entre las columnas ptolemaicas del fondo marino. La subasta informal que se organiza en los muelles es un teatro de gestos, gritos y negociaciones que funciona con códigos que se mantienen inalterados desde hace siglos.

Los restaurantes populares que rodean el mercado de pescado sirven la comida de mar más fresca que no puedes perderte. Abu Tarek, un local de apenas cuatro mesas, prepara un sayadia (pescado con arroz especiado) que hace que la gente haga cola desde las 11 de la mañana. La técnica de cocción que usa combina métodos egipcios tradicionales con influencias griegas que aprendió de su suegra, descendiente de inmigrantes de las islas del Egeo.

Las playas secretas: el Mediterráneo que solo conocen los locales

Mientras los turistas se concentran en las playas urbanas más conocidas, los alejandrinos tienen sus refugios secretos a lo largo de la costa occidental. Playa Hannoville es uno de esos tesoros escondidos que descubrís solo si tenés la suerte de hacer amistad con locales generosos.

Esta pequeña cala se encuentra a 20 minutos del centro en taxi colectivo, protegida por acantilados de piedra caliza que filtran las aguas creando una laguna de color turquesa casi irreal. Lo extraordinario de Hannoville no es solo su belleza natural, sino que está construida sobre ruinas romanas sumergidas. Cuando hacés snorkel, podés nadar literalmente sobre columnas, estatuas y mosaicos de una villa romana que fue engullida por el mar hace 1,500 años.

Los clubes de playa familiares que funcionan durante el verano son instituciones sociales únicas. El Club Shatby, fundado en 1920 por la comunidad griega, mantiene esa atmósfera retro de elegancia relajada que caracterizaba al Alejandría cosmopolita. Sus cabañas de madera pintadas en azul y blanco, sus sombrillas de lona rayada y sus mesas de ajedrez bajo las palmeras te transportan a la época dorada de la ciudad.

Montaza, en el extremo oriental, ofrece la experiencia más completa de playa alejandrina. Los jardines del antiguo palacio real se extienden hasta el mar creando un parque de 150 hectáreas donde podés pasar un día entero explorando. Las calas rocosas que se forman entre los jardines son perfectas para un picnic con vista al Mediterráneo, y durante el atardecer, las gaviotas que anidan en los acantilados crean un espectáculo natural impresionante.

La pesca deportiva desde los embarcaderos de Montaza es una experiencia que recomiendo especialmente durante el otoño, cuando migran especies pelágicas que vienen siguiendo las corrientes cálidas del sur. Los pescadores locales que alquilan equipos también funcionan como guías improvisados que te van a contar leyendas marinas mientras esperás que pique el pez.

La gastronomía alejandrina: sabores que conquistan paladares exigentes

La cocina alejandrina es probablemente la más sofisticada de Egipto, resultado de siglos de intercambio cultural entre las comunidades mediterráneas que convivieron en la ciudad. Cada plato cuenta una historia de migración, adaptación e innovación culinaria que no vas a encontrar en ningún otro lugar del mundo.

El ful alexandrany es mucho más complejo que el ful tradicional egipcio. Los cocineros alejandrinos agregan tahina, perejil, tomate cherry y un toque de limón que transforman completamente el plato. Pero el secreto está en las habas: se usan variedades locales que se cultivan en las tierras fértiles del delta occidental, y el proceso de cocción lenta en ollas de barro les da una textura cremosa única.

Los mariscos preparados al estilo alejandrino son una revelación gastronómica. El gambari (langostinos) se cocina con ajo, perejil, tomate y un toque de ouzo que refleja la influencia griega. Pero la verdadera estrella es el samak alexandrany, un pescado entero relleno con arroz especiado, frutos secos y hierbas frescas, que se cocina envuelto en hojas de parra y se sirve con una salsa de yogur y menta que equilibra perfectamente los sabores.

La repostería alejandrina merece un capítulo aparte. La muhallabia alexandranya incorpora agua de rosas destilada localmente y se decora con pistachos de Siwa y miel de eucalipto de los jardines de Montaza. El resultado es un postre que combina texturas y aromas de manera absolutamente seductora.

Los cafés históricos del centro han desarrollado sus propias especialidades. El Café Riche, frecuentado por intelectuales desde 1908, sirve un café turco preparado con granos tostados según una receta secreta que incluye cardamomo y clavo de olor. La Brazilian Coffee Store, fundada por inmigrantes libaneses en 1929, ofrece más de 30 variedades de café de origen que tuestan diariamente en el local.

Consejos prácticos de Travel Wise para vivir Alejandría como un local

Moverse por la ciudad requiere una estrategia que combine diferentes medios de transporte. Los taxis colectivos son el método más auténtico y económico para distancias medias: funcionan con rutas fijas y pagás según las zonas que atravesés. Los conductores son enciclopedias vivientes de la ciudad y, si mostrás interés genuino, te van a contar anécdotas fascinantes durante el viaje.

El tram alejandrino, uno de los sistemas de tranvía más antiguos del mundo, sigue funcionando y es perfecto para trayectos largos por la costa. La línea azul te lleva desde el centro hasta Montaza por apenas unas monedas, y el recorrido paralelo al mar ofrece vistas espectaculares que justifican el viaje aunque no tengas un destino específico.

Para los horarios, recordá que Alejandría funciona con ritmos mediterráneos: la actividad comercial se intensifica después de las 10 de la mañana, hay un paréntesis durante las horas más calurosas del mediodía, y la verdadera vida social comienza después del atardecer. Los restaurantes sirven cena hasta muy tarde, y los cafés permanecen abiertos hasta pasada la medianoche.

La vestimenta debe ser respetuosa pero no necesariamente conservadora. Alejandría es mucho más liberal que el resto de Egipto, y en las zonas turísticas y la Corniche podés vestirte con normalidad occidental. Sin embargo, al visitar mezquitas o adentrarte en barrios tradicionales como Anfushi, es recomendable usar pantalones largos y mangas que cubran los hombros.

El idioma no va a ser una barrera significativa. La herencia cosmopolita de Alejandría hace que muchos locales hablen inglés, francés o italiano además del árabe. En los sitios turísticos principales siempre hay personal que maneja varios idiomas, y los alejandrinos en general son muy pacientes y dispuestos a ayudar a los visitantes extranjeros.

El mejor momento para visitar y dónde alojarse

La temporada ideal para Alejandría es de octubre a abril, cuando las temperaturas oscilan entre 15 y 25 grados y la brisa mediterránea hace que caminar por la ciudad sea un placer. El verano puede ser muy húmedo y caluroso, aunque los alejandrinos dirían que esa es la época más auténtica para experimentar la vida de playa y los cafés nocturnos.

Para el alojamiento, recomendamos la zona de la Corniche entre Saad Zaghloul y Sidi Gaber. Desde ahí podés caminar a la mayoría de los atractivos principales y tenés fácil acceso tanto al centro histórico como a las playas. Los hoteles con vista al mar valen la diferencia de precio: despertarse con el Mediterráneo alejandrino desde tu ventana es una experiencia que recordarás toda la vida.

Si preferís algo más auténtico, los hoteles boutique del centro histórico ofrecen experiencias únicas. Muchos están instalados en palacetes restaurados de la época cosmopolita, con arquitectura original, muebles de época y esa atmósfera nostálgica que te hace sentir parte de la historia de la ciudad.

Alejandría más que un destino, una transformación

Alejandría no es solo una ciudad que visitás: es una ciudad que te visita a vos. Sus calles te enseñan que la grandeza no siempre está en lo monumental, sino también en la capacidad de adaptarse, resistir y seguir siendo hermosa a pesar de los siglos y las transformaciones. La Biblioteca de Alejandría moderna no intenta recrear el pasado, sino honrarlo creando algo nuevo y necesario para el futuro.

Cada rincón de esta ciudad te recuerda que la diversidad cultural es una fortaleza, no una debilidad. Los principales atractivos que hemos recorrido juntos son apenas la superficie de un destino que se revela gradualmente, generosamente, a quienes se toman el tiempo de conocerlo de verdad.

Si llegaste hasta acá en la lectura, es porque algo de Alejandría ya despertó tu curiosidad. Nuestro consejo final es simple: dale una oportunidad a esta ciudad para que te sorprenda. Planificá tu itinerario, pero dejá espacio para la improvisación. Los mejores descubrimientos alejandrinos no están en las guías turísticas, sino en esas conversaciones casuales con desconocidos que se convierten en amigos, en esos desvíos espontáneos por callejuelas que te llevan a cafés centenarios, en esos atardeceres mediterráneos que se extienden hasta convertirse en noches de tertulia y shisha.

Alejandría te espera con sus secretos, sus historias y esa hospitalidad mediterránea que convierte a los viajeros en alejandrinos de corazón. ¿Estás listo para descubrir tu propia versión de esta ciudad eterna junto a Travel Wise?

Preguntas frecuentes sobre Alejandría

¿Cuántos días necesito para conocer bien los principales atractivos de Alejandría? Entre 4 y 5 días te permiten recorrer todos los atractivos principales con calma, incluyendo tiempo para explorar barrios auténticos y disfrutar de la gastronomía local. Si tenés solo un fin de semana, priorizá la Biblioteca de Alejandría, las Catacumbas y un paseo por la Corniche al atardecer.

¿Es seguro caminar por Alejandría durante la noche? Alejandría es una de las ciudades más seguras de Egipto para turistas. La zona de la Corniche y el centro histórico tienen movimiento hasta tarde y buena iluminación. Como en cualquier ciudad portuaria, usá el sentido común y evitá calles muy solitarias después de medianoche.

¿Qué souvenirs únicos puedo comprar que sean realmente alejandrinos? Las especias del Souk al-Attarine, perfumes elaborados con técnicas tradicionales, libros antiguos en árabe de las librerías del centro, y las famosas joyas de coral rojo mediterráneo que se fabrican en talleres familiares desde la época otomana son los recuerdos más auténticos de la ciudad.

Galería

#

Abu Simbel: Tesoro Histórico de Egipto en la Orilla del Nilo

Blog
Leer nota
#

Descubre El Cairo: guía completa de qué ver y hacer en la capital de Egipto de la mano de Travel Wise

Blog
Leer nota
#

Descubre Hurghada: 7 imprescindibles para tu aventura en Egipto de la mano de Travel Wise

Blog
Leer nota
#

Luxor: la joya del Alto Egipto que te transportará 5.000 años en el tiempo

Blog
Leer nota

El Esperado Gran Museo Egipcio Abrió sus Puertas

Blog
Leer nota
Contactanos

(351) 153 - 733 054 / (351) 384 - 7409

(351) 230 - 1707

    Suscribite y recibí nuestras novedades,
    contenidos exclusivos y mucho más.