Cataratas, volcanes, cuevas heladas, glaciares… en definitiva, la naturaleza en su estado más puro en un país espectacular donde se fomenta cada vez más el ecoturismo Si hay un país de Europa representativo del turismo sostenible, es Islandia. Es la 18ª isla con más superficie de la Tierra y que se asienta entre dos continentes, justo sobre la dorsal oceánica, lo que unido a su cercanía con el circulo polar ártico lo convierten en un fabuloso Edén natural donde se entremezclan volcanes de nombre impronunciable, géiseres, lodos burbujeantes y demás anomalías geológicas, con enormes masas de hielo, rugientes cascadas y fiordos increíbles.
Se cree que los primeros pobladores de Islandia fueron unos monjes irlandeses, aunque no hay pruebas arqueológicas que lo confirmen. Sí se sabe, o al menos eso es lo que cuenta el Landnámabók o Libro del Asentamiento, que Islandia fue descubierta por Naddoddr, un vikingo de las Islas Feroe. Islandia no fue habitada inmediatamente, sino que durante un tiempo, sus costas fueron visitadas por distintos marineros, hasta que se produjeron los primeros asentamientos de población. Poco a poco fueron llegando a Islandia colonos que procedían de Noruega en su mayoría, aunque también de otras regiones más alejadas, incluso de Irlanda, Inglaterra y Escocia. Islandia dependió hasta 1944 de la corona danesa, hasta que el 17 de junio de ese año consiguió la independencia, proclamándose república.
La capital de Islandia en realidad tiene las dimensiones de una pequeña ciudad y frente a los atractivos naturales del resto del país suele pasar desapercibida. Reykiavik significa “bahía humeante” y más que las atracciones y lugares que podamos visitar, es especialmente interesante recorrerla en bicicleta. Reykiavik cuenta con una estupenda red de carril bici, que unido a su orografía, y sus dimensiones hacen que sea excelente para recorrer en bicicleta mientras visitamos los lugares más destacados, disfrutamos del entorno natural que rodea a la costa de la ciudad o degustamos un pylsur (perrito caliente) en uno de los numerosos puestos que lo venden por toda la ciudad (y todo el país). Varias empresas alquilan bicicletas, incluidos carritos para niños, cuyo uso es muy habitual en la capital. De hecho una de las curiosidades que más llama la atención al visitante, es ver como los padres dejan a sus hijos dentro del carrito, en el exterior, mientras van unos minutos a comprar en una tienda.
Las corrientes cálidas provenientes del Golfo de México permiten que la isla no sea un bloque de hielo como ocurre con la vecina Groenlandia, u otras regiones situadas en la misma latitud. Pero el choque de esas masas con las provenientes del Ártico genera un tiempo generalmente inestable y poco predecible. Se dice que el tiempo puede cambiar cada 5 minutos, la realidad no es tan espectacular, pero sí que puede variar totalmente de un sitio a otro no tan lejano. No debemos desesperar, tan solo ser previsores. Es importante incluir en el equipaje, aparte de ropa de abrigo, prendas impermeables y rompevientos con capucha, para que el siempre impredecible tiempo islandés no sea ningún impedimento para explorar la tierra de fuego y hielo.
Islandia cuenta con piscinas municipales alimentadas con aguas calentadas con energía geotermal en prácticamente cada municipio. Son el punto de encuentro de los islandeses, que se reúnen para hablar o simplemente relajarse a 38º o más, mientras en el exterior el inestable tiempo islandés sigue haciendo de las suyas. Como cualquier piscina, las islandesas son también una atracción y una fuente de juegos y diversión para los niños. La gran mayoría cuenta con grandes toboganes, hinchables o zonas de juegos y para los más pequeños a la entrada de la piscina se puede usar de forma gratuita manguitos o flotadores. Es sorprende ver la cantidad de zonas de juegos y parques infantiles que podemos encontrar por toda Islandia, pero por si esto fuera poco durante las horas que no hay clase y durante los fines de semana, el acceso a los parques infantiles y de juegos de los colegios y guarderías, permanece abierto para todo aquel que quiera entrar. Buena idea, no? Si ves la puerta abierta del parque de un colegio, entra, estás invitado a saltar en las camas elásticas, tirarte por los toboganes o jugar un partido de fútbol.
A esta isla, el estado europeo más al norte, todavía no ha llegado la masificación aunque el peligro existe porque es un destino en alza. Cada año llegan más visitantes para disfrutar de sus bosques, sus lagos, sus paisajes nevados o sus géiseres.
No es de extrañar que los islandeses quieran un turismo sostenible para su país, pues es una de las últimas zonas de naturaleza virgen en Europa. Una de las campañas que se está llevando a cabo es la academia online de Visit Iceland, la oficina de turismo oficial de Islandia. En esta web podemos encontrar una serie de vídeos que tienen el fin de concienciar y educar a los turistas en turismo sostenible, entre otros temas. Asimismo, la Icelandic Tourist Board ha creado Vakinn, certificado oficial que mide la calidad de una empresa respecto al turismo sostenible y medioambiente. Estos dos organismos son solo una parte del esfuerzo que se está llevando a cabo por el país por preservar el medioambiente, acompañados de un conjunto de políticas del gobierno. Los turistas saben que tienen que hacer un buen uso del agua y la energía, sin malgastarla; respetar las señales y depositar los deshechos y residuos en los contenedores correspondientes. Esto, junto con una actitud respetuosa y consciente con el medio ambiente, hará posible que Islandia siga consolidándose como uno de los principales destinos de viaje para los amantes de la naturaleza. Gracias a este turismo responsable, serán muchas las generaciones que podrán disfrutar de lugares como el Parque Nacional de Vatnajökull, el mayor de toda Europa, creado en 2008 en un proyecto de conservación nunca visto.
En la misma línea, otra iniciativa pretende convertir las tierras altas del interior, que integran más del 70% de la superficie del país, en otro parque nacional. Y no sólo es cuestión de conservar las zonas de naturaleza virgen, sino también vivir en centros urbanos respetuosos con el ambiente: en 2015 Reykjavík fue nombrada la ciudad más verde del mundo. Las autoridades del país buscan así fomentar un tipo distinto de turismo con el máximo disfrute para visitante y el menor impacto sobre el medio ambiente.
En un recorrido por este país insular, Empezamos por el norte, en la península más septentrional de la isla, encontraremos la reserva natural de Hornstrandir. Esta región está prácticamente deshabitada, sobre todo en los meses de invierno, pero la riqueza de su flora y su fauna, además de los espectaculares paisajes, hacen de ella una visita obligada para los amantes de la naturaleza y de la exploración. De hecho, las comunicaciones son escasas, y las maneras que hay de llegar allí pasan por ir en barco o, para los más aguerridos, a pie. Y esto supone caminar durante varios días y, al llegar allí, acampar, ya que tampoco hay hoteles. Pero, como recompensa, un maravilloso entorno natural frente al mar y con multitud de animales típicos de esos parajes tan norteños, como pingüinos, focas y zorros polares.
Relativamente cerca de esta región, pero un poquito más al sur, podemos visitar otro de esos rincones menos conocidos de Islandia, pero igualmente mágicos. Estamos hablando de Rauðisandur, también conocida como la playa roja debido al peculiar color de sus arenas Habrá que llevar ropa de abrigo y, por supuesto, una buena cámara de fotos, porque el colorido y el paisaje son perfectos para retratar.
Rauðisandur
Al sur de la isla, también podemos acercarnos a unos parajes con verdadero encanto. En concreto, los del valle de Thórsmörk, desde donde se pueden tomar diversas rutas a pie para llegar a puntos tan recomendables como la cueva de Sönghellir, un rincón lleno de magia y leyendas nórdicas, o el incomparable cañón Stakkholtsgjá, que se asemeja a un oasis aislado entre las montañas del lugar, con un espíritu de calma y paz solo perceptible en esos lugares ocultos a los que llegan los mejores exploradores.
Islandia tiene cosas tan únicas que, o sólo las hemos visto por la tele, o parecen hechas con efectos especiales. Por ejemplo, los campos de lava de Holuhraun. Ubicados en las Tierras Altas, no solo el nombre de la región es el que inspira historias con elfos y hobbits, sino esas erupciones de fisura que parecen sacadas directamente de las páginas de Tolkien. Hay algunas empresas que organizan excursiones hasta cerca de la zona, pero tienen que ser en verano, cuando no haya nieve, y también hay posibilidad de sobrevolar el área en avión, algo que es realmente espectacular, ya que el tamaño de estos campos de lava es inmenso.
Pero después de una visita tan emocionante y aventurera, queremos compensar y descubrir un rincón de Islandia con otro estilo completamente diferente. Esto es lo que nos ofrece la isla de Flatey, situada al oeste, y a la que solo se puede llegar en ferry desde Brjánslækur o Stykkishólmur. Aquí viven muy pocas personas, no hay coches y apenas hay cobertura. Pero dejarse perder por esta isla durante unas horas o unos días es realmente reconfortante, casi como viajar al pasado, y una experiencia perfecta para disfrutar de las cosas sencillas y naturales de la vida.
Al sur encontraremos el cañón de Fjaðrárgljúfur. Este escenario asombra por la fuerza de sus colores verdes, que impregnan todas las paredes del cañón, y por las corrientes de agua procedentes de los glaciares. De hecho, estas corrientes son las han configurado tan peculiar paisaje durante siglos y, por supuesto, lo siguen haciendo, por lo que podemos decir que estamos ante un cañón vivo en todos los sentidos.
Islandia es uno de esos países que, poco a poco, se van abriendo como una de las mejores opciones turísticas en Europa y, sobre todo, de las menos tradicionales. Islandia tiene tanto para ofrecer que, incluso alejándonos de los lugares clásicos, podemos encontrar suficientes rincones de interés casi ocultos y que nos harán sentir como unos auténticos exploradores.
Islandia es todo un compendio de maravillas… no te pierdas esta oportunidad de experimentar…explorar…sentir…ISLANDIA..
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