Los Azulejos de Portugal


Cada lugar tiene una historia que contar


#volvésdistinto

La palabra “azulejo” proviene de Al-zuleique, de origen árabe. Se designaba a la “pequeña piedra lisa y pulida” que utilizaban los musulmanes en la Edad Media. La forma en la que estos aplicaban los azulejos para decorar suelos y paredes gustó a los reyes portugueses y así, a partir del siglo XV, se hicieron con un lugar destacado en la arquitectura. Se puede decir que Portugal los adoptó de forma única, como ningún otro país europeo.

En el siglo XVIII el azulejo invadió iglesias y conventos, palacios y casas, jardines, fuentes y escalinatas.

Convierten en libros las fachadas y paredes de muchos de sus monumentos. Narran historias divididas en pequeños azulejos, como píxeles, como si cada uno de ellos fuera una palabra que vamos leyendo hasta conocer la historia que nos cuentan.

Viajar por el país es visitar un auténtico museo vivo de la azulejería, pero el Museo Nacional del Azulejo, en Lisboa, es la mejor forma de conocer toda su historia y su evolución técnica y artística, desde sus comienzos hasta la producción contemporánea.

Fue el siglo XIX cuando se vivió la edad de oro del azulejo. Un material resistente, a prueba de terremotos e impermeable a las inclemencias del tiempo. Su alto precio no era obstáculo para aquellos emigrantes portugueses que regresaban de Brasil habiendo amasado buenas fortunas. Muchas iglesias revistieron sus artísticas fachadas aprovechando la existencia de grandes artistas portugueses que realizaban extraordinarios trabajos en cerámica. El Carmo, Santo Ildefons, San Juan de los Congregados, la Catedral, San Nicolau, entre otras, exhibieron en sus fachadas y en sus claustros extraordinarios trabajos en azulejo.

Hoy, nuestros sentidos se ven atrapados por esas enormes obras de arte y se detiene el tiempo para poder interpretarlas, ver como cada uno de los azulejos compone un puzzle gigante.

Son varios los monumentos en los que podemos admirar estos extraordinarios trabajos en incluso, la estación de metro Oriente de Lisboa.

Igreja do Carmo (Iglesia del Carmen)

Una de las mayores y más exquisitas composiciones de azulejos es el magnífico panel que cubre la pared lateral de esta iglesia, cuyo autor es Silvestre Silvestri, que data del año 1912, y que ilustra la leyenda de la fundación de la orden carmelita.

Iglesia del Carmen

Capela das Almas (Capilla de las Almas)

Esta pequeña capilla se encuentra en plena zona comercial, en la peatonalizada y comercial Rua Santa Catarina. Sus espléndidos paneles muestran escenas de la vida y muerte de varios santos, como san Francisco y Santa Catalina. Dos paneles representan la muerte de San Francisco de Asís y el santo en presencia del Papa Honorio III. Otro representa Santa Catarina cuando fue martirizada: “Muerte de San Francisco de Asís” “Martirio de Santa Catalina”, “El santo en presencia del papa Honorius III”. En total existen 15.947 azulejos, obra todos ellos de Eduardo Leite.

Capilla de las Almas

Iglesia de San Ildefonso

Cercana a la capilla anterior, al final de la misma calle, en la Plaza de la Batalla, se encuentra la Igreja de Santo Ildefons, cuyas paredes están decoradas con 11.000 azulejos de Jorge Colaço, con escenas de la vida de San Ildefonso y alegorías de la Eucaristía, siendo del año 1932.

Iglesia de San Ildefonso

Igreja Sao Antonio dos Congregados (San Antonio de los Congregados)

Situada junto a la Plaza de la Libertad, frente a la estación de San Bento, su fachada es de un barroco sereno con enormes ventanales, en la que destaca la decoración de azulejo azul narrando la vida de San Antonio, obra de Jorge Colaço.

Iglesia San Antonio de los Congregados

Estación de Sao Bento

Junto a la Avenida dos Aliados se encuentra la Estación de tren de San Bento, sin duda alguna, la colección más extraordinaria de la decoración con azulejos que podemos encontrar en Oporto, diseñados por Jorge Colaço en 1930, y que consta de unos veinte mil azulejos mostrando escenas de batallas históricas, como la conquista de Ceuta por parte de Enrique el Navegante, de la historia del transporte o escenas costumbristas. Estas composiciones se encuentran en el vestíbulo principal de la estación y decoran las cuatro paredes del mismo. Las escenas que decoran las paredes del interior de São Bento , se componen de:
En la pared de la derecha, se encuentra la llegada del primer tren a Oporto, en la parte superior; en la parte central, la llegada del rey Joao I a Oporto para celebrar su boda con Filipa de Lancaster; en la parte baja, el Infante don Henrique el navegante en la conquista de Ceuta. Todos en blanco y azul.
En la pared de la izquierda, arriba, representa el torneo medieval de Arcos de Valdevez; mientras que en la parte inferior, muestra a Egas Moniz con su mujer e hijos ante el rey León (siglo XII). También en blanco y azul:
En el frontal del vestíbulo hay ocho mosaicos de azulejos de menor tamaño. Todos ellos fueron pintados en colores azul y blanco. Representan escenas de una procesión religiosa, fieles haciendo penitencia de rodillas , la vendimia del vino de Oporto , el transporte del vino de Oporto en ravelos, la siega de la paja, transporte en carros de bueyes de la paja y por último dos mosaicos más que representan imágenes de fiestas romerías en Oporto. Rodeando las cuatro paredes, en la parte superior junto al techo, los azulejos polícromos representan escenas de festejos.

Estación de Sao Bento

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