Imagina esto: estás en París, la ciudad de los sueños, con sus calles empedradas, sus cafés llenos de aroma a croissant y esa Torre Eiffel que parece sacada de una postal. Pero, ¿cómo te mueves entre tanto encanto sin perderte o gastar una fortuna? La respuesta está bajo tus pies: el metro de París. No es solo un medio de transporte, es una puerta mágica que te lleva de Notre-Dame a Montmartre en minutos. Y en 2025, con un sistema renovado, este gigante subterráneo está más listo que nunca para recibirte.
Si sos de Argentina y estás planeando tu aventura parisina, este artículo es para vos. Vamos a desmenuzar todo lo que necesitas saber sobre el metro de París en 2025: cómo funciona, qué boletos te convienen, cómo no terminar perdido en un andén y, como plus, algunos trucos para que te sientas un local desde el primer viaje. ¿Te animás a sumergirte en esta guía y dominar las entrañas de la Ciudad Luz como si hubieras nacido ahí? ¡Acompaña a Travel Wise!
El metro de París no es cualquier cosa. Nació en 1900, justo para la Exposición Universal, y desde entonces se convirtió en el alma de la ciudad. Hoy, con más de 300 estaciones y 16 líneas, es como ese amigo fiel que siempre sabe cómo llevarte a casa, aunque a veces te haga transbordar un par de veces. En 2025, con las mejoras por los Juegos Olímpicos, está más moderno que nunca, pero conserva ese aire nostálgico con las entradas Art Nouveau diseñadas por Hector Guimard. ¿Las viste alguna vez en fotos? Son como pequeñas obras de arte que te dan la bienvenida al submundo parisino.
A primera vista, el mapa del metro puede parecer un plato de fideos revueltos, pero tranquilo, tiene su lógica. Hay 16 líneas numeradas del 1 al 14, más las 3bis y 7bis, cada una con su propio color. Por ejemplo, la Línea 1 (amarilla) te lleva de oeste a este, desde La Défense hasta Château de Vincennes, pasando por lugares icónicos como el Louvre. La Línea 4 (violeta), en cambio, cruza la ciudad de norte a sur, perfecta para ir de Montparnasse a Montmartre. Y no te preocupes por los nombres en francés: con un mapa en mano (o en el celular), pronto vas a descifrarlo como si fuera un acertijo divertido.
Cada estación tiene su encanto. Algunas, como Arts et Métiers, parecen sacadas de una novela de Julio Verne con su diseño steampunk, mientras que otras, como Châtelet, son un nudo gigante donde convergen varias líneas. ¿El truco? Fijate siempre en el número y el color de la línea, y seguí las señales.
El metro no duerme… bueno, casi. Funciona desde las 5:30 de la mañana hasta la 1:15 de la madrugada de domingo a jueves, y hasta las 2:15 los viernes y sábados. Durante los Juegos Olímpicos de 2025 (del 26 de julio al 11 de agosto), algunos horarios se extendieron para que no te pierdas ni un segundo de la acción. Si llegás tarde a tu hotel después de una noche en el Barrio Latino, no te preocupes: siempre hay un tren esperándote.
Acá viene la parte práctica. En 2025, el boleto simple, o t+, cuesta 2,50 euros y te sirve para un viaje en metro, bus, tranvía o RER dentro de París (Zona 1). Pero si sos como el equipo de Travel Wise y querés exprimir la ciudad al máximo, te conviene un pase. El Pase Navigo es tu salvación: por 84,10 euros al mes tenés viajes ilimitados en todas las zonas, ideal si te quedás más de una semana. Para estadías cortas, el Paris Visite es una joya: desde 13,55 euros por un día hasta 74,30 euros por cinco días, dependiendo de las zonas que elijas.
¿Un dato de oro? Durante los Juegos Olímpicos, los precios subieron un poco por la demanda, así que comprá tus boletos con anticipación en las máquinas de las estaciones o en la app Île-de-France Mobilités. Ah, y guardá tu ticket hasta salir de la estación, porque los controles son más comunes de lo que pensás y es indispensable mostrar el boleto al inspector.
Las estaciones tienen máquinas expendedoras que parecen intimidantes, pero son más amigables de lo que parecen. Elegí el idioma (¡hay español!), tocá la opción de boleto o pase que querés, pagá con tarjeta o efectivo y listo. Si preferís el contacto humano, en las ventanillas de la RATP (la empresa que maneja el metro) siempre hay alguien dispuesto a ayudarte, aunque no en todas las estaciones hay personas disponibles. Con una sonrisa y un “s’il vous plaît”, te las vas a arreglar de maravilla.
El metro y el RER (trenes regionales que complementan el sistema) están divididos en cinco zonas concéntricas. La Zona 1 cubre el centro de París, donde están los imprescindibles como el Louvre, Notre-Dame y los Campos Elíseos. Si querés ir más lejos, como a Versailles o Disneyland París, vas a necesitar un boleto para las Zonas 2 a 5. Por ejemplo, un viaje al Palacio de Versailles desde el centro te sale unos 4,50 euros con el RER C. ¿Vale la pena? Cada centavo, créeme.
Primero, bajate la app Citymapper o usá Google Maps: te dicen exactamente qué línea tomar, dónde bajar y hasta cuántos minutos te lleva. Segundo, prestá atención a los carteles dentro de las estaciones. Siempre indican el nombre de la última parada de la línea en esa dirección, así sabés si vas para el lado correcto. Por ejemplo, si querés ir al Arco de Triunfo desde Châtelet, tomá la Línea 1 dirección La Défense, no Vincennes. Y tercero, no te asustes si te equivocás: el metro es como un juego de ensayo y error, y todos hemos sido novatos alguna vez.
Ahora que ya tenés una idea de cómo funciona el metro de París, vamos a meternos en el corazón del asunto: las líneas que te van a salvar la vida mientras explorás la ciudad. No todas las 16 líneas son igual de útiles para un turista, así que anotá estas como si fueran los números ganadores de la lotería.
La Línea 1 es la reina indiscutida. ¿Querés ir del Louvre al Arco de Triunfo sin complicaciones? Este tren amarillo te lleva en línea recta por los puntos más icónicos del centro. La Línea 2, en azul, es perfecta para los bohemios: te deja en Pigalle, cerca del Moulin Rouge, y en Montmartre, donde podés sacarte esa foto clásica con el Sacré-Cœur de fondo. Si te tienta un paseo por el Sena, la Línea 4 te acerca a Saint-Michel y Notre-Dame como si nada.
¿Y qué pasa si querés ir más allá del centro? La Línea 14, recién extendida en 2024, es un lujo: rápida, moderna y con menos gente. Te conecta desde el aeropuerto de Orly hasta Saint-Lazare en menos de una hora. Y no te olvides del RER: el RER A te lleva a Disneyland París en un abrir y cerrar de ojos, mientras que el RER C es tu boleto al Palacio de Versailles. ¿No te parece increíble que un solo sistema te abra tantas puertas?
Algunas estaciones del metro son más que un lugar para subir y bajar: son experiencias. Tomá la Línea 11 y bajate en Arts et Métiers: el diseño con tuberías de cobre y engranajes te hace sentir como si estuvieras dentro de un submarino steampunk. O probá Louvre-Rivoli en la Línea 1, decorada con réplicas de obras del museo, como un aperitivo antes de entrar al Louvre propiamente dicho.
Si te gusta lo raro, Concorde (Línea 1, 8 y 12) tiene azulejos que forman un texto gigante de la Declaración de los Derechos del Hombre. Y en Palais Royal-Musée du Louvre, justo afuera, las entradas están cubiertas de cuentas de colores que brillan como joyas. ¿No te dan ganas de sacar la cámara en cada parada?
Hablando de trucos, hay ciertas cosas que los parisinos hacen y vos también podés copiar. Primero, caminá rápido en los pasillos: nadie pasea tranquilo en el metro, es como una carrera tácita. Segundo, dejá el lado izquierdo de las escaleras mecánicas libre para los que suben apurados; si te quedás parado, hacelo a la derecha. Y tercero, tené tu boleto o pase listo antes de llegar a los molinetes: hurgar en la mochila mientras todos esperan atrás no es la mejor forma de hacer amigos.
Otro consejo de oro: evitá las horas pico (7:30-9:30 y 17:00-19:00) si podés. En esos momentos, el metro es como un bondi en Buenos Aires un lunes a la mañana: lleno hasta el tope. Si no te queda otra, respirá hondo y acordate que estás en París, no hay mal que dure para siempre.
No te voy a mentir, a veces vas a tener que cambiar de línea, y eso puede ser un desafío. Estaciones como Châtelet-Les Halles o Gare du Nord son verdaderos laberintos, con pasillos largos y carteles por todos lados. Pero no te desesperes: seguí las señales con el número y color de la línea que querés, y si te perdés, preguntá. Un simple “Excusez-moi, la Ligne 4?” con una sonrisa suele funcionar.
¿Un dato práctico? En los mapas, los transbordos están marcados con círculos blancos. Si ves que tu ruta pasa por Montparnasse-Bienvenüe, preparate para caminar un poco más: es famosa por sus corredores eternos.
El metro de París es seguro, pero como en cualquier gran ciudad, hay que estar atento. Los carteristas son hábiles, sobre todo en líneas concurridas como la Línea 1 o la Línea 4. Mantené tu mochila adelante, con las manos en los bolsillos si podés, y evitá sacar el celular en medio de una multitud. Si viajás de noche, quedate cerca de otros pasajeros o en vagones bien iluminados.
El año pasado, en las Olimpíadas, la seguridad se reforzó con más policías y cámaras, así que podés estar tranquilo. Igual, confiá en tu instinto: si algo no te cierra, cambiá de vagón o esperá el próximo tren. París es para disfrutarlo, no para preocuparse.
Si viajás con alguien con movilidad reducida o llevás un carrito de bebé, el metro tiene sus limitaciones. Solo unas 50 estaciones (como Gare de Lyon o Franklin D. Roosevelt) tienen ascensores o rampas completas. La Línea 14 es la más accesible, con trenes modernos y plataformas amplias, pero en líneas más viejas como la Línea 6, las escaleras son la norma. Chequeá el sitio de la RATP antes de salir para planificar tu ruta; ellos tienen un mapa con las estaciones adaptadas.
¿Perdiste el tren? ¿Te equivocaste de dirección? No pasa nada, el metro es como un mate: siempre hay otra ronda. Los trenes pasan cada 2-5 minutos en el centro, así que no vas a esperar mucho. Si te quedás sin batería en el celular y no tenés mapa, buscá los planos gigantes en las estaciones: están en cada andén y son más claros que el agua. Y si de verdad estás en un apuro, los empleados de la RATP o incluso otros pasajeros suelen echar una mano.
En 2025, el metro está más conectado que nunca. La app Île-de-France Mobilités te avisa en tiempo real si hay retrasos o cierres, algo clave durante eventos importantes, cuando algunas estaciones como Champ-de-Mars-Tour Eiffel pueden estar más congestionadas. También podés recargar tu Pase Navigo desde el celular con NFC, sin hacer fila en las máquinas. ¿No es como tener un superpoder en el bolsillo?
Por último, no subestimes el metro como parte del viaje. Los músicos tocando acordeón en los pasillos, los carteles vintage, hasta el olor a baguette que a veces se cuela en los vagones: todo eso es París. En la Línea 6, por ejemplo, pasás por encima del Sena con vistas a la Torre Eiffel que te sacan el aliento. Así que, aunque estés yendo de un punto A a un punto B, dejá que el trayecto te sorprenda.
Ya sabés cómo moverte bajo tierra, pero el metro de París no vive aislado: es parte de una red más grande que te abre todo Île-de-France. Los buses, tranvías y el RER son como los primos del metro, y juntos forman un equipo imbatible. Por ejemplo, si bajás en Nation (Línea 1, 2, 6 y 9), podés tomar el RER A y estar en Disneyland París en menos de 40 minutos. O si querés pasear por el Bois de Boulogne, el tranvía T3b desde Porte de Vincennes (Línea 1) te deja ahí sin complicaciones.
El boleto t+ que usás en el metro también vale para estos transbordos, siempre que no salgas de la red y lo hagas dentro de los 90 minutos. Es como tener un pase mágico para saltar de un medio a otro sin gastar de más. ¿No te parece una maravilla que todo esté tan conectado?
Llegar a París desde Argentina es un viaje largo, y lo último que querés es complicarte con el traslado desde el aeropuerto. Por suerte, el metro y el RER te tienen cubierto. Si aterrizás en Charles de Gaulle (CDG), el RER B te lleva al centro en unos 30-40 minutos por 10,30 euros. Bajate en Gare du Nord, Châtelet o Saint-Michel y ya estás listo para empezar tu aventura.
Desde Orly, la cosa mejoró con la extensión de la Línea 14: ahora conecta directo con la ciudad en menos de 25 minutos por unos 9,50 euros. También está el Orlybus, pero el metro es más rápido y barato. ¿Querés un dato extra? Comprá tu boleto en el aeropuerto antes de subir, porque no hay máquinas en todos los vagones y los controles son estrictos.
El secreto para sacarle el jugo a París es organizarte. Imaginá esto: arrancás el día en el Louvre (Línea 1, Palais Royal-Musée du Louvre), almorzás en el Barrio Latino (Línea 4, Saint-Michel), subís a Montmartre por la tarde (Línea 2, Anvers) y terminás viendo la Torre Eiffel iluminada (Línea 6, Bir-Hakeim). Todo eso en un día, sin gastar una fortuna en taxis ni perder tiempo en el tráfico.
Usá apps como Citymapper para armar tu ruta y chequeá los horarios de los lugares que querés visitar. Fijate qué sedes están cerca de estaciones clave como Stade de France (RER B o D) o Parc des Princes (Línea 9, Porte de Saint-Cloud). Con el metro, el tiempo está de tu lado.
Nadie nace sabiendo, pero te voy a ahorrar algunos dolores de cabeza. Primero, no compres boletos sueltos todo el tiempo: si vas a moverte mucho, un pase como el Paris Visite o el Navigo te sale más barato. Segundo, no te subas sin validar tu boleto en los molinetes; las multas son saladas (unos 35 euros si te agarran) y los inspectores no perdonan. Tercero, evitá estaciones gigantes como Châtelet en hora pico si sos nuevo: es como meterte en un hormiguero en plena actividad.
¿Otro clásico? No te confíes de que “ya vas a encontrar el camino”. Llevá un mapa físico o descargá uno offline, porque el wifi en el metro no siempre es confiable. Con estos tips, vas a navegar como pez en el agua.
El metro no es solo transporte, es parte del ADN de París. Aparece en películas como Amélie, donde los personajes corren por los andenes, y en canciones que hablan de sus ruidos y olores. Los parisinos lo quieren y lo odian a partes iguales: se quejan de los retrasos, pero saben que sin él la ciudad no sería la misma. Cuando estés ahí, fijate en los detalles: los mosaicos en las paredes, los artistas callejeros, hasta los anuncios vintage. Es como un museo en movimiento.
Aunque el metro es el rey, hay momentos en que podés cambiarlo por algo diferente. Si hace un día lindo, caminá entre estaciones cercanas como Tuileries y Concorde (Línea 1): son 10 minutos y ves los Jardines de las Tullerías de yapa. Las bicis de Vélib’ son otra opción genial: por 5 euros al día, pedaleás por París y esquivás los túneles. Y si llueve o estás cansado, los buses te dan vistas panorámicas que el metro no puede igualar. Por ejemplo, el bus 69 pasa por el Louvre, el Sena y la Torre Eiffel por el precio de un t+.
Con los Juegos Olímpicos, el metro se primeros se puso las pilas. Además de la Línea 14, se sumaron trenes más frecuentes y estaciones renovadas como Bercy (Línea 6 y 14). También hay carteles en inglés por todos lados, así que no te vas a sentir perdido. Eso sí, evitá viajar con valijas grandes en hora pico: los vagones se llenan y no hay mucho espacio para equipaje. Si podés, usá lockers en estaciones grandes como Gare de Lyon para moverte más ligero.
Y así Travel Wise cierra esta guía. El metro de París es más que un transporte: es tu llave para descubrir cada rincón de la Ciudad Luz sin estrés ni gastos locos. Desde las líneas que te llevan a los clásicos hasta los trucos para no perderte, ahora tenés todo para que tu viaje sea inolvidable. ¿Qué vas a explorar primero? Sea lo que sea, el metro está listo para llevarte. ¡Bon voyage!
¿Cuánto cuesta un boleto del metro de París en 2025?
El boleto simple (t+) cuesta 2,50 euros, pero los pases como el Paris Visite (desde 13,55 euros/día) son ideales para varios días.
¿El metro de París es seguro de noche?
Sí, es seguro, aunque conviene viajar en vagones concurridos y estar atento a tus cosas, especialmente en líneas turísticas como la Línea 1.
¿Puedo ir al aeropuerto con el metro?
¡Claro! El RER B va a Charles de Gaulle y la Línea 14 a Orly, rápidos y económicos desde el centro, pero nosotros sugerimos tomar estos traslados con nuestros receptivos en destino.