Los viajes relámpagos son sin dudas los mejores y es que como los amores eternos duran un suspiro en el tiempo, pero para siempre en el corazón. Así también lo fue el romance entre Romeo y Julieta en la antigua ciudad de arquitectura medieval construida sobre el serpenteante río Adigio. Pero como todo en Verona, mi recorrido por aquel paraíso fue una aventura a paso acelerado.
Y es que eso es lo que tiene conocer Italia, un país que entre tantas características conecta a Venecia y Milán, une al Lago Di Garda con Padova y Vicenza. Así es como uno va coleccionando maravillosas postales de pequeños paisajes que parecen ser el escenario de las historias más apasionantes. Uno de esos sitios, el que considere sin dudas el más atrayente, histórico y audaz, fue Verona, apodado desde mi perspectiva como “el escenario del amor” en donde no solo me enamore de su paisaje sino también de toda la historia que hizo a este sitio uno de los más imponentes de Europa.
Esta ciudad, aunque para muchos sea considerada relativamente pequeña, tiene en su catálogo una infinidad de puntos de interés que sin lugar a dudas valen la pena conocer. Están los recorridos típicamente turísticos como la Piazza della Signoria, con su estatua de Dante, la Piazza Bra donde se encuentra L’Arena; o el Ponte di Petra, de arquitectura típicamente romana como el Ponte Scaligero, que es el puente que surge del Castillo Viejo.
Y si tu estadía es breve como la mía, los lugareños te arman una lista de puntos imperdibles que podés conocer en uno o dos días como la icónica Arena de Verona y la Casa de Julieta, la Torre dei Lamberti, la famosa Iglesia de Santa Anastasia y la Catedral de Verona. Aunque también podés hacer un recorrido alternativo y es que, aunque no lo parezca, Verona tiene opciones para todos los gustos.
VeronaY como los castillos, palacios y museos históricos abundan en Verona, esta también se convierte en un sitio ideal para los buenos amantes del arte, la arquitectura y la historia. Pero también para todos los que quieran armar algún paseo a su medida. Algunos de los lugares más concurridos por los turistas son por ejemplo el Palacio Bevilacqua o el Palacio Canossa, escenarios que merecen toda la atención y fotografías. Aunque en realidad debo decir que en cada calle de Verona hay alguna construcción magnífica de mil historias y es casi imposible enumerarlas a todas. Así que como consejo solo les digo que guarden todo en su memoria pues es imposible elegir alguna.
No sé si hay alguien en el mundo que desconozca los cuentos de William Shakespeare, en Verona existieron dos de sus más famosos relatos: la comedia “Los dos hidalgos de Verona” y “Romeo y Julieta”. Esta última mundialmente famosa y considerada para muchos, un emblema de lo romántico y un símbolo de los amantes que permanecen juntos hasta el final, a pesar de tener al mundo entero en contra.
Con todo y mis reservas sobre este amor tan trágico que unió y separó a los Montescos con los Capuletos, me fui a la Piazza delle Erbe, en la Vía Capello, donde se encuentra la supuesta casa de la familia de Julieta. Este es un palacio medieval construido en el año XII, el cual fue reconvertido para que actualmente funcione como un museo al que acuden cientos de visitantes diariamente para contemplar el mirador en el que se desarrolla una de sus escenas más conocidas y románticas.
El balcón de Julieta se hizo popular a través de cómo se presentaba en el célebre relato de Shakespeare, aunque fue construido mucho después, y no es del todo seguro que desde allí Julieta se haya asomado para pronunciar sus famosas líneas “¿quién eres tú, que así, envuelto en la noche, sorprendes de tal modo mis secretos?”.
La casa junto con la plaza parece todo un set de filmación y al recorrerlo podés observar cómo en el antiguo hogar de los Capuleto, las cartas de enamorados de todo el mundo trepan los muros, como una especie de homenaje hacia la obra. Muy cerca, en la Vía Arché Scegliere, también se encuentra el que pudiera haber sido el hogar de los Montesco, la familia de Romeo. Pues como relata la historia ellos eran vecinos.
Y aunque todo en Verona sea fugaz, no podía igualmente dejar de tomarme el tiempo y aceptar su dulce invitación a una velada romántica para de forma elegante despedirnos.
¿El lugar elegido? La calle Sottoriva, un sitio en donde se llenan espacios para todos los gustos y al cual no podés dejar de ir si venís a Venora. Algunos puntos como Hostería Alla Pigna son ideales para probar unos auténticos gnocchi con gorgonzola o pastissada de caval, este es un guiso de carne de caballo que poco tiene de romántico, pero, aunque su título no lo parezca si tiene mucho de audaz. Este y los platos ya mencionados son los que más se destacan entre los pedidos de los turistas.
Una vez finalizado mi plato, me dirijo desde allí por una calle que me lleva hacia un paseo nocturno el cual finaliza en el Castillo de San Pietro, un edificio típico del siglo XIX situado en una pequeña colina en la que se asienta desde un teatro romano a un convento medieval. Esta es una fortaleza románica en la cima de la colina, con terrazas que tienen vistas panorámicas y realmente encantadoras de toda la ciudad, la cual se puede disfrutar a cualquier hora del día y en donde tuve la suerte de detenerme para llenar mi vista de una imagen encantadora.
En esta hermosa ciudad que se encuentra al norte de Italia, hay mucho más que paseos románticos, novelas de amor y cenas a la luz de las velas. La zona de montañas que circundan Verona es ideal para quienes desean visitar la ciudad en invierno y practicar deportes como ski, mientras se observa como el Lago Di Garda desborda naturaleza, encanto y aire puro.
Este punto es para muchos una postal en sí misma pues no se puede creer el color de su agua contrastado con el arcoíris de la ciudad. Y aunque no se crea tiene magia en cada momento del año.
Alrededor del lago, (el cual es considerado el más grande de toda Italia y el que ocupa más de 368 km de superficie entre Lombardía, Trentino y Véneto) se pueden encontrar otros edificios medievales, una infinidad de pueblitos misteriosos como Sirmione o Punta San Virgilio. Por las noches, la ribera cobra vida en algunos de sus puntos urbanos y hasta se puede ir a bailar a lugares chic como el ArtClub, una de las discotecas con la mejor música del lugar.
Conocer Verona y todo lo que la rodea fue para mí como meterme profundamente en una historia de amor a medida. Es como tener una cita ideal, de esas que uno sabe desde el minuto cero que van a terminar bien y la cual no querés que finalice nunca.
En lo personal diré también que Verona fue un amor de novela, de esos que ocurren a primera vista, como los amores de verano y el de Julieta y Romeo. Es de esos que prevalecen siempre en los recuerdos arrancando, cada tanto, alguna sonrisa y los que te dejan llenos de anécdotas y te renuevan para ir por más.
Desee un amor fugaz y regrese con una experiencia única que me volvió distinta.
Siguiendo a Romeo y Julieta.